Un bosque comestible, jardín de alimentos, jardín forestal, vergel o bosque análogo, es un sistema complejo de agroforestería que imita la estructura arquitectónica y funcional de un bosque natural, utilizando plantas autóctonas y alóctonas, que directa o indirectamente nos benefician a los humanos. Los bosques comestibles representan la mejor forma de aunar el saber ancestral y el científico para crear sistemas productivos agroforestales, además son sin duda una gran oportunidad para aumentar la producción mundial de comida a la vez que regeneramos los suelos, con todos los beneficios que esto supone.
La principal función de la Permacultura es diseñar ambientes que se aproximen a los ecosistemas naturales, siendo el bosque uno de esos grandes ecosistemas por excelencia.
Los bosques comestibles son sin duda una poderosa herramienta de cambio en muchísimos sentidos. Al estar diseñados teniendo a los bosques naturales como ecosistema a imitar, potencian la biodiversidad, aportan comida y otras materias primas (medicinas, madera, forraje, especias) además de ser un gran sumidero de dióxido de carbono; no es raro que sea uno de los elementos icónicos en cualquier diseño de permacultura clásica, y en mi opinión la mejor herramienta de adaptación y lucha contra el cambio climático.
Son sistemas de bajo mantenimiento en comparación con su posible producción, esto no quiere decir que no haya que hacer nada, sino que la energía que se invierte siempre es devuelta con creces, al contrario de lo que ocurre en la agricultura industrial que solo es posible gracias a la energía del petróleo y a la sobreexplotación de recursos naturales.
¿Quién no se ha imaginado alguna vez disfrutando de un vergel paradisíaco? ¿Y sí esto además contribuye a la regeneración de la Naturaleza que tanto necesitamos?
Un poco de historia
La jardinería forestal, es una técnica que ya hacían nuestros antepasados en la prehistoria. En casi todas las partes del planeta y especialmente en las regiones tropicales y subtropicales, el ser humano realizó esta estrategia utilizando diferentes técnicas. Todas buscaban el mismo objetivo, potenciar plantas por diferentes motivos de nuestro interés y crear un entorno de abundancia para asegurarse todo lo necesario para cubrir sus necesidades básicas, ya fuera alimentos, medicinas, combustible, materiales de construcción, etc. Así los humanos mejoraron su entorno, identificaron, protegieron y mejoraron las especies arbóreas, arbustivas, hierbas y las vides útiles, eliminando especies que no eran tan interesantes o eran indeseables. Posteriormente, también seleccionaron e incorporaron especies alóctonas o exóticas con interés.
Hay que tener en cuenta que en la prehistoria, el planeta contaba con mucha más superficie de bosque primario, por lo que además de contar con estos jardines forestales, tenían a mano todo lo que el bosque original les proporcionaba. Estas culturas gozaban, y algunas aún gozan, de un alto nivel de seguridad alimentaria, tanto por lo que el agroecosistema les brindaba, como por su alto grado de conocimiento acerca de los seres con los que convivían.
Había dos formas de hacerlo, modificando el bosque o diseñando la plantación en una zona deforestada para la agricultura, o viviendas. Hoy en día en la mayoría de los sitios, modificar una zona de bosque primario, para convertirlo en bosque de alimentos no sería ético en la mayoría de los casos, ya que tenemos demasiada superficie de suelo deforestada y maltratada como para seguir recortando dicha superficie, sobre todo de bosque primario.
Aún quedan ejemplos de jardinería forestal tradicional, sobre todo en las zonas tropicales. Reciben varios nombres, jardín doméstico (home garden) en Nepal, Tanzania o la India, pekaragan en Java, huertos familiares en México…
Uno de los pioneros en profundizar sobre el concepto y al cual debemos la visión más contemporánea del mismo, es Robert Harp, que adaptó la técnica al clima templado de Reino Unido durante la década de los 80, desarrolló un sistema basado en la observación del bosque natural diferenciando las 7 capas o estratos que tienen y creando sistemas de agroforestería que imitan esa estructura. Utilizó cultivos intercalados para convertir un pequeño huerto existente de manzanas y peras en un paisaje de policultivo comestible compuesto de los siguientes estratos o capas:
- Capa del dosel arbóreo, compuesta de árboles frutales grandes.
- Capa de los árboles bajos, compuesta de pequeños árboles de nueces y árboles frutales en portainjertos de talla media o baja.
- Capa de los arbustos, compuesta de arbustos frutales, como grosellas y bayas.
- Capa herbácea, compuesta de hierbas y verduras perennes.
- Rizosfera, o dimensión subterránea, compuesta de plantas cultivadas para sus raíces y tubérculos.
- Capa de cobertura del suelo, compuesta de plantas comestibles que se extienden horizontalmente sobre el suelo.
- Capa vertical, con vides y plantas trepadoras.
Bill Mollison visitó a Robert Hart en su jardín forestal en Wenlock Edge en 1990. Desde entonces, el sistema de siete capas de Hart ha sido incorporado como un elemento común de diseño de la permacultura y muchos permacultores y permacultoras promueven los jardines forestales o bosques de alimentos, como Graham Bell, Patrick Whitefield, Dave Jacke, Eric Toensmeier, Geoff Lawton, Rosemary Morrow, Gisela Mir, Sepp Holzer, y un largo etc.
Kevin Bradley nombró el concepto bosque comestible (edible forest) en la década de 1980 como nombre de su vivero, jardín y huerto de algo más de dos hectáreas en el norte de Wisconsin, Estados Unidos. Después de más de dos décadas del «Edible Forest Nursery» de Bradley y de la publicación en 2005 Edible Forest Gardens por de Dave Jacke y Eric Toensmeirer, el ejemplo de Bradley se ha convertido en un movimiento mundial de pequeños «bosques comestibles». La publicación en dos volúmenes de Edible Forest Gardens por Dave Jacke y Eric Toensmeier significó una referencia bien investigada y centrada en los climas, hábitats y especies de la jardinería forestal de América del Norte. El libro intenta enraizar la jardinería forestal en la ciencia ecológica.
En castellano tenemos desde hace poco el libro bosques y jardines de alimentos de Gisela Mir y a Mark Biffen que han realizado un libro sobre el tema adaptado al clima mediterraneo, contando su experiencia cerca de Barcelona.
La Forestería Análoga (Senanayake 1987) es una herramienta basada entre otras cosas en el entendimiento de los jardines forestales tradicionales de Sri Lanka, denominados huertos domésticos forestales. La forestería análoga en Sri Lanka se basa en la fuerza de este paradigma tradicional. Muchos huertos domésticos boscosos mimetizan la sucesión natural de especies que se encuentran en la vegetación de los bosques locales. En este sistema de diseño de agroforestería se habla de bosques análogos.
Las ideas de Senanayake, de crear un sistema agrícola adaptado al contexto local han sido posteriormente investigadas por el Neo Synthesis Research Centre (NSRC) en Sri Lanka. En 1995, la Forestería Análoga fue aceptada por la comunidad científica internacional como una metodología integrando la protección de la biodiversidad en el contexto de la gestión a escala de paisaje durante la reunión “Open-ended intergovernmental meeting of scientific experts on biological diversity” realizada en la ciudad de México y financiada por las Naciones Unidas.
Son muchas las contribuciones que nos permiten entender y poder desarrollar bosques comestibles o jardines de alimentos en casi todas las regiones del planeta. Muchísimos proyectos inspiradores y muchísima información acumulada, en este artículo me refiero a algunos de los que mejor conoce un servidor, pero hay muchas más personas tanto científicas como no, las que han contribuido a que hoy tengamos esta poderosa herramienta, a todas ellas, muchas gracias.
Definición de bosque
“Tierra que se extiende por más de 0,5 hectáreas dotada de árboles de una altura superior a 5 metros una cubierta de dosel superior al 10 por ciento, o de árboles capaces de alcanzar esta altura in situ. No incluye la tierra sometida a un uso predominadamente agrícola o urbano”. (Definición FAO)
Para la ecología un bosque debe entenderse como un ecosistema mucho más complejo, donde los árboles son las especies angulares, pero hay multitud de especies de plantas, animales, hongos y bacterias, que coevolucionan en él, sobre todo sí hablamos de bosques primarios. El bosque brinda un sinfín de servicios ecosistémicos de vital importancia tanto para el bosque como para el resto de la biosfera.
Algunos de los servicios ecosistémicos que nos brindan los bosques:
- Protección de los recursos de agua, comportándose como una pieza fundamental del ciclo hidrológico.
- Protección del suelo
- Atenuación del clima local
- Reducción del impacto de emisiones de gases
- Conservación del hábitat natural y de la diversidad biológica
- Funciones recreativas y sociales de los bosques
- Protección de los bosques contra la erosión cultural
Los bosques comestibles
Los bosques comestibles están formados por árboles grandes, árboles pequeños, arbustos, hierbas perennes, enredaderas, cultivos de raíz, hongos, cultivos anuales, etc. Todas estas especies están plantadas de forma que se maximizan las interacciones positivas y se minimizan las interacciones negativas buscando la sinergia entre ellas para conseguir el equilibrio del sistema. La fertilidad del suelo se obtiene gracias a la flora y la fauna que conforma el agroecosistema, que se diseña siguiendo la lógica de la sucesión ecológica natural de los bosques.
Las plantas que se utilizan un bosque comestible son mayormente plantas perennes y multifuncionales, que pueden tener un propósito o producto principal y a su vez cumplir otras funciones. De esta forma el bosque comestible tiene una alta proporción de plantas útiles conviviendo en una asociación diseñada cuidadosamente, que proporciona recursos en abundancia de todo tipo a la vez que mantiene y mejora el ecosistema natural.
Diseñar y crear un bosque comestible puede parecer una tarea abrumadora por la gran cantidad de factores que hay que tener en cuenta. Sin embargo si analizamos otros sistemas de agricultura convencional o tradicional, veremos que el trabajo inicial que requiere la implantación de un bosque comestible, se ve compensado por la reducción drástica de insumos, el aumento de la producción, la resiliencia del agroecosistema y sobre todo, porque no solo no causa los problemas típicos de los otros sistemas de agricultura, sino que ayuda en la regeneración del medio natural.
Una cosa fundamental sí queremos de verdad crear un bosque comestible permacultural, es coordinar nuestro diseño con la naturaleza, no sólo a través de su entendimiento para imitarla, sino desarrollando el arte de fundir nuestro diseño con lo que la Naturaleza va haciendo por sí sola. Esta intención está presente desde el principio en teoría, pero veremos como nuestros policultivos empiezan a verse colonizados o se empiezan a propagar por sitios donde a lo mejor no estaba previsto, entender estos patrones, conocer muy bien a las plantas, sus ciclos, sus gustos… será de mucha importancia para aprender a aprovecharlas y convivir con ellas, sin caer en una lucha sin sentido que solo nos ocupará tiempo y dinero. Lo mismo pasará con la fauna salvaje y cualquier ser vivo que venga a vivir al bosque comestible, hay que tener en cuenta que estamos creando un ecosistema muy rico y diverso.
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Imagen del libro Permaculture a Designer’s Manual de Bill Mollison
Productos de consumo que podemos obtener
Son multitud de productos los que se pueden cosechar en un bosque, más aún en un bosque diseñado para tal efecto. Además de fruta, verdura, forraje y madera, hay mucho más, desde plantas medicinales a antibióticos naturales, setas, aceites, tinturas y una lista casi infinita sí pensamos en productos de manera holística.
Algunos ejemplos:
- Forrajes
- Frutas
- Leña
- Nueces y semillas
- Hojas brotes y flores
- Resinas
- Plantas medicinales
- Hongos
- Miel
- Productos animales
- Endulzantes
- y muchísimo más
¿Qué superficie mínima necesitamos para implementar un bosque o jardín de alimentos?
Realmente no hay un tamaño mínimo, podemos tener un jardín de alimentos o bosque comestible en el jardín de casa, o podemos hablar de varias hectáreas o cientos, tendremos que adaptar el diseño como siempre, a la escala y las características intrínsecas de cada proyecto.
Por supuesto, cuanto mayor sea la escala mayor potencial regenerativo, sobre todo en cuanto a servicios ecosistémicos que nos brinda el ecosistema bosque, y que sí logramos crear un bosque comestible lo suficientemente grande y bien adaptado, también nos los puede brindar.
Algunos ejemplos de bosques comestibles implementados en diferentes lugares y con diferentes objetivos:
Pequeño jardín comestible dentro del jardín de una iglesia.
Parcela dedicada al monocultivo de olivos en regadío en lagar de trigueros, cuando llegamos a la finca. Se usaban fertilizantes químicos, herbicidas, pesticidas, arado… Era un sitio perfecto donde aplicar el diseño permacultural y aprender muchísimo.
Bosque comestible incipiente en Lagar de Trigueros (Málaga) finca gestionada por ecoluciona entre 2013 y 2017. Parcela de 500 m2 de monocultivo de olivar después de 3 años de implementación. Con una huerta experimental enfocada a la mejora del terreno mientras las plantaciones de árboles iban llegando y creciendo. Nos sorprendió mucho la cantidad de vida que pudimos generar en muy poco tiempo, teniendo en cuenta el suelo tan pobre y mal estructurado, y sobre todo la ausencia de vida por el uso continuado de tóxicos.
Bosque comestible del proyecto Bosque Humano en Coín (Málaga) Era un cultivo de aguacates principalmente y olivos, hoy día es un mini paraíso en una finca de 2 hectáreas, con multitud de especies de plantas y abundante producción de comida.
Espero que este articulo te haya gustado y que lo encuentres útil. Si tienes dudas o si quieres contactar conmigo, me puedes encontrar en Linkedin.
Autor: Miguel Ruiz
Bibliografía acerca de Bosques comestibles
Creating a Forest Garden: Working with Nature to Grow Edible Crops
The Food Forest Handbook: Design and Manage a Home-Scale Perennial Polyculture Garden
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